martes, 14 de mayo de 2013

RECREACIÓN DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA





EL COMIENZO DE UNA LEYENDA

Toledo, mayo de 1212, lugar y fecha elegida por Alfonso VIII para reunir a la Santa Cruzada. Para evitar roces y problemas con la población civil de Toledo, Alfonso intentó acuartelar a los cruzados extranjeros fuera del casco de Toledo; pero no fue posible. Los tramontanos, acostumbrados a las cruzadas de oriente, asaltaron la judería toledana provocando una masacre y rapiñando el botín.
Alfonso VIII, forzado por la necesidad de estos cruzados para la alianza cristiana, hizo la vista gorda por el bien de la empresa.
20 de julio de 1212; las tropas cristianas salen de Toledo hacia el frente de batalla. El ejército estaba formado por unos 85.000 soldados, al frente con los cruzados extranjeros, don Diego López de Haro, el señor de Vizcaya. Esta era la tropa de choque contra los almohades, la vanguardia del ejército cristiano.
A los pocos día llegaron a la fortaleza de Malagón. Los musulmanes ofrecieron la rendición a cambio de la supervivencia. Pero los cruzados extranjeros negaron cualquier tipo de acuerdo y pasaron a cuchillo y degollaron a los habitantes de Malagón. El rey Alfonso VIII llegó dos días más tarde a la fortaleza y contemplo horrorizado el espectáculo dejado por los tramontanos. Esa no era la batalla que quería el rey de Castilla, había que negociar de otra manera. Empezaron los roces entre los cristianos españoles y los extranjeros.
Días más tarde llegaron a la fortaleza de Calatrava, aquella que habían perdido los Templarios. En esta ocasión Alfonso llegó a tiempo de negociar con los musulmanes y le permitió salir a cambio de no combatir. Esto fue la gota que colmó el vaso y los cruzados tramontanos decidieron abandonar la cruzada y marcharse, los hispanos nos quedamos solos ante el poder almohade.
La deserción de los cruzados extranjeros fue importante para la moral del ejército cristiano, la sombra de Alarcos se le apareció otra vez a Alfonso VIII. Aproximadamente se marcharon un 27 % del total, quedando constituido finalmente, el ejército cristiano, por unos 60.000 hombres. Afortunadamente, al ejército cristiano se incorporó el gran Pedro II de Aragón, el gran amigo de Alfonso VIII. Aragón aportó a la empresa, unos 3.000 caballeros y unos 2.000 soldados. Los reyes cristianos decidieron continuar y combatir.

     Al-Nasir esperaba tranquilamente en la estribaciones de Sierra Morena, con fuerzas preparadas para la emboscada en los peligrosos pasos de Despeñaperros. Esperaba que los cruzados se cansaran por el duro caminar por la sierra.




      Sierra morena era un difícil obstáculo para los cruzados cristianos. El ejército era numeroso y atravesarla no iba a resultar sencillo. Además en los únicos pasos disponibles, estaban emboscados los almohades.


 Los exploradores cristianos trataban de encontrar pasos francos que permitiera el movimiento de tropas sin riesgos; con la fortuna de encontrarse con un joven pastor que los guió hasta uno que él conocía, evitando las furtivas miradas de las tropas infieles. 




 Para entonces ya se había incorporado Sancho VII el rey de Navarra con 200 caballeros y unos 2.000 peones. El paso les condujo hacia un lugar llamado la Mesa del Rey, donde se estableció el campamento cristiano.






Por fin pudieron acampar en terreno alto y ventajoso, la Mesa del Rey.
















En la madrugada del 16 de julio se da la orden de preparar las tropas, hoy sera el gran día. 





COMIENZA LA BATALLA


El abanderado de Castilla, Don López de Haro, ataca frontalmente con las milicias concejiles, contra la vanguardia almohade. Destrozando el frente almohade, estos viéndose superados se baten en retirada.




   En realidad, los almohades no se batian en retirada sino que estaban aplicando una tecnica que tan bien les habia funcionado la " torna fuga ", lo que desorganizo el ataque cristiano y permitio llevarla a una emboscada, superando a las tropas cristianas y debasto al ejercito cristiano.




La segunda linea cristiana se adelató y entró en combate para suplir las abundantes bajas sufridas. 




¡Aguantad....!




La situación era critica, muchos se retitaban, excepto Lopez de Haro, su hijo, Nuñez de Lara y las Ordenes militares, que se mantubieron heroicamente en combate cerrado.




Esto esta terminado


 



 Viendo esto Al-Nasir, creyo tener la victoria de su lado por lo que mando un ataque final con todo el grueso de su ejercito para asi sentenciar la batalla

Compañeros esta sera nuestra ultima gesta


    Mientras tanto en el bando cristiano.
Algo habia que hacer no podian dejar a sus hombres solos, no podian dejar que el Islam se extendiera por toda la peninsula otra vez, no podrian vivir con una segunda derrota, esta vez no, Alarcos no se podia repetir, es el momento de contra-atacar, Dios esta con nosotros.






Alfonso VIII se miro con sus buenos amigos, era el momento. 
Vencer o morir, por la peninsula y por toda la cristiandad.
 Alfonso VIII, Pedro II y Sancho VII se pusieron al frente de sus hombres y de las ordenes militares, y se lanzo la ultima carga la que se conocio como la carga de los tres reyes.

Por Dios y Calatrava ¡Adelante!

Al ver esto las tropas cristianas, perdieron sus dudas, recuperaron su fé, era nuestra hora, el momento de vengar a nuestros hermanos perdidos en Alarcos, aun cansados y malheridos recompusieron las filas y se dio la ultima orden.
 ¡CARGAD...........! 


Los cristianos rebasaron la segunda y la tercera línea almohade






  Una acción heroica de Sancho VII de Navarra, provocó que las tropas navarras se presentaran delante de la majestuosa tienda roja de campaña de alNasir para aplastar a la guardia personal del Miramamolin. 



Un leal al Califa montado en una yegua, se llego a el y le dijo: "¿Hasta cuando vas a seguir sentado?, ¡Oh, Principe de los creyentes!, se ha realizado el juicio de Dios, se ha cumplido su voluntad y han perecido los musulmanes" Entonces el Califa con mirada perdida se incorporó y se dispuso a montar su caballo, pero el arabe descabalgando de su montura le dijo: Montad mi yegua es de pura sangre y no sufre ignomia, quizas Dios os salve con ella, porque en vuestra salvación esta la nuestra.




La guardia negra se había quedado para defender la tienda. Los hombres de Sancho fueron matando uno a uno a los miembros de la guardia y rompieron las cadenas de circundaban la tienda. Esta cadenas pasaría posteriormente la parte fundamental del escudo de Navarra.

Miles de hombres cayeron , pero finalmente la victoria se decantó del lado cristiano. El Califa Miramamolín escapó huyendo a toda prisa una vez perdida ya la batalla. Esa noche se refugió en Baeza.
Los muertos musulmanes 90.000 y 5.000 los cristianos.

   Finalizada batalla, Rada, el Arzobispo de Toledo rezó en el campo de batalla con el ejercito castellano, un "Te Deum" de agradecimiento a Dios.







Así termino esta gran recreación de la madre de las Batallas.






¡Y ASÍ SE VIVIÓ!


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